“¡Queridos hijos! He estado con vosotros todos estos años para conduciros por el camino de la salvación. Regresad a mi Hijo, regresad a la oración y al ayuno. Hijos, permitid que Dios le hable a vuestro corazón, porque Satanás reina y quiere destruir vuestras vidas y la tierra por la que camináis. Sed valientes y decidíos por la santidad. Veréis la conversión en vuestros corazones y en vuestras familias; la oración será escuchada, Dios atenderá vuestras súplicas y os dará la paz. Estoy con vosotros y os bendigo a todos con mi bendición maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!»